El compañero periodista venezolano, Ernesto Navarro, quien asistió a las VI Jornadas Nacionales y III Latinoamericanas del Grupo de Trabajo Hacer la Historia(1), nos invita a tod@s a sumarnos a este nuevo medio que se abre a las voces de los pueblos de Nuestra América, La Radio del Sur.
La Radio del Sur se propone coadyuvar a la formación y mantenimiento de un espacio estable de comunicación popular, entendiendo que la comunicación no es un fin económico, sino una necesidad de los pueblos para lograr tender lazos durables entre sí, más allá de los océanos o los kilómetros que pueden separarnos, o las idiosincracias que nos son propias.
En su sitio web, Radio del Sur nos dice que
"... tiene la misión de ofrecer la mejor alternativa en materia de información, entretenimiento y educación, a través de una Red de emisoras de alcance internacional, que permita romper con la escasa información que se divulga por los medios tradicionales de comunicación y así poder contrarrestar las manipulaciones mediáticas de las cuales son víctimas los pueblos del mundo."
En una etapa de cambios políticos profundos como la que atraviesa buena parte de América Latina, generando amplios impactos en materia económica, respecto al redireccionamiento de las economías nacionales hacia objetivos como la equidad distributiva, la igualdad de acceso a la educación y el empleo, la universalización de la atención sanitaria, etc., no podemos dejar de observar la importancia de la comunicación.
Y así como han cambiado las estrategias de nuestras sociedades para vivir mejor, también lo han hecho las del poder financiero internacional y sus infiltraciones nacionales. Hoy por hoy, el concepto de "guerra de baja intensidad" no puede sernos ajeno o desconocido: buena parte de las batallas más encarnizadas por el poder se ponen en escena en los medios masivos de comunicación. En un artículo de reciente publicación(2), Carlos Gabetta decía
"... en la sociedad moderna, lo que 'no sale en televisión' o en los grandes periódicos, no existe. La memoria elige lo que olvida, aseguraba Borges."
En nuestro país, vivimos hasta hace tan solo unas semanas unos de los capítulos más apasionantes respecto a estas batallas: el debate por la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Y no era para menos: las posibilidades que abre la nueva legislación en materia comunicacional dificultan, al menos, el control indiscriminado de los monopolios económicos sobre lo que vemos, leemos y escuchamos. Por ende, sobre la virtual realidad de cada día. "El conocimiento es poder", dijo alguna vez Francis Bacon. Y no pudo ser más previsor.
Así, el espacio que los compañer@s venezolanos abren intenta perfilarse como una
"...plataforma de apoyo comunicacional del proceso de creación del nuevo sistema multipolar internacional (...) un instrumento al servicio de los pueblos basado en los principios de independencia, igualdad, libre determinación y no intervención en los asuntos internos, solución pacífica de conflictos, cooperación, respeto de los derechos humanos y solidaridad en la lucha por la emancipación y bienestar de la humanidad"
Si de lograr sociedades más justas se trata, este es otro paso en ese proceso, en la dinámica propia de las luchas populares cotidianas. Porque, ¿cómo decidir actuar en un sentido u otro, si carecemos de una visión amplia del contexto local, regional, nacional e internacional?; ¿cómo podemos formarnos una idea clara de lo que vivimos si no tenemos más que una voz que escuchar, una sola pantalla que ver, unas líneas del mismo tintero que leer?
En un trabajo publicado por nuestro Grupo de Trabajo Hacer la Historia, Josep Fontana(3) dice
"...una de las misiones esenciales de la enseñanza de la historia es precisamente la de abrir los ojos de lo seres humanos para que no se les pueda manipular como a bueyes."
Y la historia, como tod@s sabemos, no son esas páginas quietas en los libros que están en nuestras bibliotecas, sino el movimiento del que son reflejo y reflexión, el discurrir de todos los días, anclado en los múltiples pasados que se definen de acuerdo a un recorte temporo-espacial, y con proyección en el futuro, materia incierta pero no por ello imposible de ser pensada y repensada.
Aplaudimos y apoyamos esta iniciativa que nace de las necesidades de nuestros pueblos, y acompañamos en el proceso de construcción de una comunicación real, veraz y transparente, donde las ideas estén enunciadas, y no sean una maraña de idas y vueltas, en las que intentan, los enemigos del pueblo, atrapar -cual rebaño de bueyes- a nuestras sociedades cada día más despiertas y conscientes de sí mismas.
Marcos D. Cappellacci
(1) VI Jornadas Nacionales y III Latinoamericanas (Necochea, octubre de 2004) "Poder hacer otra sociedad", organizadas por el Grupo de Trabajo Hacer la Historia
(2) GABETTA, Carlos, "Lo que está en juego", Le Monde Diplomatique el Dipló, Año XI, Nº124, octubre de 2009. Bs. As., Argentina
(3) FONTANA, Josep, "¿Para qué sirve la enseñanza de la historia?", en Qué Universidad necesitan los pueblos", ANTOGNAZZI, I. y REDONDO, N. (Comp.), Ed. del Grupo de Trabajo Hacer la Historia, mayo de 2009, Bs. As., Argentina
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