El jueves 15 de octubre pasado tuvo lugar el panel "Qué Universidad tenemos y qué Universidad necesitamos los pueblos de América Latina", organizado por el Grupo de Trabajo Hacer la Historia Rosario, con el apoyo del Centro Cultural de la Cooperación, perteneciente al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos filial Litoral.
Los panelistas invitados fueron Irma Antognazzi(1), Inés Izaguirre(2) y Julián Kan(3). Intervino como moderador Marcos Cappellacci(5).
Al momento de introducir, Marcos Cappellacci reflexionó muy brevemente sobre la necesidad de darnos estos debates, de re pensar la Universidad Pública (UP): su relación con la sociedad, y la forma en que se reproduce actualmente, a partir del lugar del estudiante universitario. Especialmente, pensar el conocimiento de la realidad como instancia de poder, a partir de lo cual no puede negarse la importancia de la UP en particular y la Educación Superior (ES) en general.
Julián Kan se refirió a cómo desde los años '90, frente al avance de las políticas neoliberales respecto a la UP, los interrogantes "¿qué tipo de UP queremos?" y "¿cómo hacer una UP con ideas del pueblo?" han ido estructurándose como ejes de debate y reflexión. Así, se ha tornado evidente la necesidad de superar la falsa equivalencia "ampliación física o material de la UP igual a ampliación real, cualitativa de ésta", dado que la relación UP/Pueblo no es un vínculo reducido a la cantidad de hombres y mujeres que acceden a la ES, sino fundamentalmente el del "aprendizaje a partir del problema del otro/a"; el no-divorcio de la UP de la sociedad que la construye como expresión de sus necesidades y como producto del conocimiento acumulado.
Inés Izaguirre realizó un interesantísimo recorrido por la historia de la UP argentia y, por extensión, latinoamericana. Desde las raíces de la Reforma del '18, hasta las transformaciones de alto impacto que se producen a partir del peronismo, la UP argentina vivió las contradicciones de clase en su propio seno, a medida que las casas de altos estudios abrían sus puertas a sectores sociales heterogéneos. Y estas contradicciones movilizaron la UP, la dinamizaron en tanto se convirtió en sujeto cada vez más activo de la vida cotidiana. La evolución de las carreras de las ciencias sociales en la UBA; la toma de posición de estudiantes y académicos frente al peronismo como fenómeno político, social y, fundamentalmente, ideológico; y su articulación con la clase obrera y su desarrollo a lo largo del tiempo evidencian que "la UP no puede dejar de seguir el desenvolvimiento del conocimiento"; no puede aislarse de la realidad que se respira en las calles.
Por su parte, Irma Antognazzi también puntualizó el impacto neoliberal en la UP: la reestructuración de las carreras ; la orientación hacia el mercado; la perversidad del sistema por puntaje en tanto va en detrimento de la calidad calidad académica; etcétera. Frente a la "venta de servicios y productos" que realiza en mayor o menor grado la UP debemos preguntarnos: ¿a quiénes? ¿qué? ¿cómo?. La UP debe interrogar acerca de los problemas de la sociedad para superarse a sí misma, a las contradicciones que la sujetan; sobre las estrategias del capital financiero para someter a los pueblos. Este debate, que alcanzan a todos los espacios de la ES: institutos de formación docente, terciarios, no sólo la UP, han evolucionado y dan sus frutos: América Latina experimenta fenómenos novedosos, superadores de experiencias previas, en el plano de las ideas y de la praxis científica, política, social y económica. Pero también el imperalismo, el capital financiero trasnacional desarrolla nuevas formas de opresión: sobre esto se refirió a los mass media y la llamada guerra de baja intensidad. Finalizando, recorrió brevemente la historia del Grupo, a través de los ejes de sus jornadas, y cómo éstas fueron marcando el crecimiento de Hacer la Historia.
Como de costumbre, el panel finalizó con un interesante debate entre todos los que asistieron, recorriendo puntos tales como: los problemas ideológicos y organizativos de los espacios de participación política a nivel estudiantil en nuestra Universidad; las dificultades para aunar esfuerzos en el campo popular en pos de no sólo demandas concretas, casi siempre económicas (huelga decir que de por sí ésta son importantes), sino en función de objetivos más amplios e incluyentes de todos los sectores de pueblo en lucha. Pero para ello es necesario superar los "compartimentos estancos", no sólo de las ciencias entre sí, sino del pueblo entre sí. Es decir, es necesario construir pueblo; re construir una noción de pueblo que nos incluya a todos y todas los que luchamos por sociedades más justas.
(1) Historiadora; Directora del Grupo de Trabajo Hacer la Historia.
(2) Socióloga; investigadora del Instituto de Investigaciones Gino Germani; docente consulta de la UBA.
(3) Historiador; docente e investigador de la UBA y la UNQ.
(4) Estudiante de Historia (UNR); miembro del Grupo de Trabajo Hacer la Historia Rosario.
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