Invitación al aniversario de El Eslabón
Queridos amigos y compañeros. Estamos cumpliendo 10 años de vida con este proyecto que alguna vez un escriba de un medio serio, tradicional, liberal y monopólico de la ciudad describió como “Ignoto Pasquín”, y que allá por septiembre de 1999 bautizamos como El Eslabón. Por eso queremos invitarlos al festejo que preparamos en el Galpón 11 (Sargento Cabral y el río), y que propone un recital a cargo de los Perro 'e Sulky a las 23 y festichola por el resto de la noche.
Un abrazo. Que no falte nadie.
Les dejamos el teléfono de juane por cualquier cosa: 0341-153359271
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Sobre los 10 años de El Eslabón
Periodismo de murga, escrache y huevazos*
Por Alfredo Montenegro
El 11 de agosto de 1999, los medios anunciaban que un eclipse de Sol se podía observar con facilidad, pero que mejor ni mirarlo. Eran los días de los últimos estertores de la infame década del menemato: diez años de entrega y corrupción,que luego seguiría con la Alianza y su administración de la gobernalidad constitucional sin democracia real.
Pero eso de que la Luna tape al Sol, es tan momentáneo como la mentira. No es tan fácil encubrir y -como decía Arturo Jauretche- falsificar la historia. Sin embargo un pacto económico entre el poder y los medios difusores y propagandísticos de los grupos empresariales periodísticos sigue con ese negocio.
En ese eclipse sobre la información, en julio de 1999, en la exposición de la Sociedad Rural, Clarín gana el primer premio por su stand, Telecom el segundo y La Nación el tercero. En ese mismo año, el grupo se constituye como sociedad anónima y su expansión ya había tomado Radio Mitre, Canal 13 y parte de Pagina/12, Multicanal, teléfonos móviles, compra centenares de cables de TV directa, domina DyN y monopoliza la televisación del fútbol.
Para 1998, ya había realizado negocios por 600 millones de pesos el grupo UNO. Pero, la Sindicatura General de la Nación (Sigen) investigaba las supuestas maniobras de lavado de dinero en la compra de medios de comunicación por parte de Daniel Vila y José Luis Manzano.
En tanto, el Martín Fierro de Oro de 1999 fue para Marce Tinelli, por su patética apuesta a tomar el pelo a la gente, apostar al triunfalismo, individualismo, comprar a un equipo de fútbol de segunda división y organizar la primera maratón en Bolivar, además de adquirir 2.500 hectáreas a 13 kilómetros de Esquel, con cerro, laguna, bosque nativo y mapuches en pie.
Pero eso de que la Luna tape al Sol, es tan momentáneo como la mentira. No es tan fácil encubrir y -como decía Arturo Jauretche- falsificar la historia. Sin embargo un pacto económico entre el poder y los medios difusores y propagandísticos de los grupos empresariales periodísticos sigue con ese negocio.
En ese eclipse sobre la información, en julio de 1999, en la exposición de la Sociedad Rural, Clarín gana el primer premio por su stand, Telecom el segundo y La Nación el tercero. En ese mismo año, el grupo se constituye como sociedad anónima y su expansión ya había tomado Radio Mitre, Canal 13 y parte de Pagina/12, Multicanal, teléfonos móviles, compra centenares de cables de TV directa, domina DyN y monopoliza la televisación del fútbol.
Para 1998, ya había realizado negocios por 600 millones de pesos el grupo UNO. Pero, la Sindicatura General de la Nación (Sigen) investigaba las supuestas maniobras de lavado de dinero en la compra de medios de comunicación por parte de Daniel Vila y José Luis Manzano.
En tanto, el Martín Fierro de Oro de 1999 fue para Marce Tinelli, por su patética apuesta a tomar el pelo a la gente, apostar al triunfalismo, individualismo, comprar a un equipo de fútbol de segunda división y organizar la primera maratón en Bolivar, además de adquirir 2.500 hectáreas a 13 kilómetros de Esquel, con cerro, laguna, bosque nativo y mapuches en pie.
Piquete informativo
Eran días jodidos. Además de ese panorama en la prensa, las leyes de Punto Final (1986), Obediencia Debida (1987) y los indultos (1989 y 1999), callaban el reclamo de juicio y castigo a los responsables del terrorismo de Estado.
En las marchas por la defensa de los derechos humanos aparecía una atmósfera de desesperanza. Pero entonces, el protagonismo de las murgas y los pibes de HIJOS armó un despelote. Con cabriolas que contagiaban su fuerza y alegría por estar lucha, los más adultos y cansados vieron reaparecer esa polenta que no había desaparecido y tomaba cuerpo en gurises desafiantes.
Además, en algunos barrios, los vecinos empezaban a saber que el viejito que parecía buenazo y vivía ahí a la vuelta, había sido un represor. El fenómeno destapaba historias de la otra cuadra que en los medios no era “noticia”.
Bombos, cantos, pintadas, huevazos e información que había sido encubierta se empezaba a difundir con los escarches que hacían HIJOS. Los comunicadores no lo decían, pero la manipulación de las agendas periodísticas no podía evitar que la información llegara a vecinos y pintarrajeara paredes.
Por otra parte, Raúl Castro, escribidor de los decires de la murga charrúa Falta y Resto, dijo alguna vez que los murguistas son sinvergüenzas que dicen cosas que otros no dicen. Definió a la murga como “irreverente, rebelde, irrespetuosa, un pedazo de cultura en bruto que pega en el pecho al tipo que lo va a escuchar”.
También, los expertos afirman que el carnaval “actúa como instancia de liberación”, se rompe el protocolo y la parodia, la crítica y la ironía marcan el estilo de las canciones donde se pone todo en tela de juicio.
Otras herramientas
Con esos ingredientes heredados de murgas, escarches y atorrantaje, más experiencias de tipos como Rodolfo Walsh y una historia de trabajadores de prensa en procura de alternativas, algunos pibes – que hacían las veces de estudiantes de comunicación- se conjuraran para esgrimir una herramienta de comunicación distinta, tipo corso en contramano.
Como un eslabón entre las luchas sociales de organizaciones populares, el “periódico ignoto”, como lo calificó un escriba de calle Sarmiento, lleva diez años de pelear un proyecto con otras voces.
Así resiste hoy esa propuesta que vivió cambios y chingadas, renovaciones y reposicionamientos. En esa construcción han tenido que ver el apoyo de sindicatos como el de Prensa, docentes, estatales, trabajadores de empresas recuperadas, cooperativas y algunas instituciones públicas y no gubernamentales. Pero, todo sostenido por jóvenes que apostaron al desafío.
Pero además, acá están también ustedes como responsables de haber cumplido diez años y que se pueda profundizar el crecimiento, autocríticas y correcciones que permitan a aquella utopía, que parecía un juego, se juegue por más.
Con el rigor informativo, profundidad, insolencia e independencia, cada nota debía ser un grito por la reconstrucción de la historia sin mentirosas versiones. Sin un show de denuncias indocumentadas y con las patas entre la gente y sus cuitas, la comunicación puede ser empuñada como herramienta de liberación.
La precipitación principiana de aquellos pibes y sus desbordes juveniles ya no son tales. Ahora son mañas y taras de testarudos tipos que crecieron y se juntaron con otros trabajadores, que sin desechar la pelea en la organización gremial ante la prepotencia patronal de los grupos periodísticos, aportaron a esa construcción del periodismo, desde la militancia urgente.
Dicen que el 70 por ciento de las ganancias de un diario provienen de anunciantes, a quienes “se debe honrar”. Quizás por eso, El eslabón, que comenzó impulsado por los padres de los gurises, respetó a eso que llevan en la sangre, una honestidad e identidad que no se puede hacer desaparecer.
Como hace mucho más de diez años, será cosa de volver a decir: “Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
Parecen inadecuados, y lo son por burlar los cuadernos de formales estilo y apostar a algo distinto en la comunicación.
Parecen inútiles, y lo son por no ser útiles y domesticables a proyectos garcas.
Parecen políticamente incorrectos, y lo son por no acomodarse a la gobernabilidad como justificación de la tibia cobardía.
Parecen desacertados, y lo son por no tirar a acertar sino a investigar con cierto rigor.
Parece que algunos dejaron las bicis por autos, y lo es porque ahora deben también trabajar en cosas serias.
Parecen que cambiaron de línea, y puede ser, porque hubo disputas como en todo proyecto.
Parecían amenazados por Eduardo López, pero ahora dan cursos de periodismo en Ñuls.
Parecen peronistas, pero eso es por amar a Evita, leer a Willian Cooke y estar confundidos, lo que no es poco en días de hegemonías.
Parecen izquierdistas, pero eso también puede ser por ser parecidos a algunos peronistas.
Parece que era una aventura literaria, pero esgrimen huevos, pasión, bronca, compañeros y un enfrentamiento irrenunciable contra los que intentan desaparecer a los protagonistas y concentrar la información.
Parecía que eran atrevidos porque estaban creciendo. Pero ahora, también crecen sus hijos y por ellos, ya será imposible que dejen de atreverse.
*La nota saldrá publicada en la próxima edición de El Eslabón
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