Atentan no sólo contra la vida de los hondureño@s, su existencia material; sino también contra su existencia espiritual, su memoria histórica, sus expresiones. Han removido a los militantes de la cultura del pueblo de los cargos de administración en el gobierno, fundamentándose en el mismo falaz poder que derivan de su ataque a las instituciones democráticas y el gobierno de Zelaya, elegido por las urnas. Han "convertido el CDIHH [Centro Documental de Investigaciones Históricas del Instituto Hondureño de Antropología] en cuartel militar"; han cancelado la campaña de alfabetización; suprimido las directrices del pueblo hondureño, que empezaba a expresarse con voz más unísona, más clara, más consciente de sus intereses y necesidades. Porque, claro, un pueblo que conoce, que recuerda activamente, que construye presente y planea futuro a sabiendas de su pasado, es un pueblo peligroso. ¿Peligroso para quienes? ¿para qué intenciones? No olvidemos hacer las preguntas correctas.
Denunciamos, y llamamos a no cejar con la lucha y la resistencia.
Adjuntamos tres anexos que informan sobre esta situación, publicados originalmente por Historia a Debate.
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